De la misma manera como
las empresas fabrican sus productos, las relaciones también deberían ser
diseñadas por la empresa. Una condición muy importante para poder desarrollar
todo su potencial.
El
efecto Dory. Probablemente usted recuerde a Dory, el
personaje de buscando a Nemo. Ella tenía una característica muy especial; carecía
de memoria de corto plazo. Olvidaba todo inmediatamente, cosas que acababa de
escuchar, o de hacer. En cuanto el papá de Nemo terminaba de explicarle la
angustiosa búsqueda de su hijo perdido, ella daba un giro, lo miraba con cara
de desconocido y decía algo como: Hola soy Dory, ¿Cómo estás? ¿Puedo ayudarte?
Este encuentro de la
ciencia ficción se cuenta por millones de veces por día entre las empresas y
sus clientes. Las empresas sufren el síndrome de Dory. Usted puede ser un
cliente importante y de mucho tiempo para la empresa, pero en la mayor parte de
los casos le recibirán con gesto de Dory y dirán: “Hola, soy Dory ¿puedo
ayudarle?
Un empleado con actitud
de servicio podría recordar su nombre y hacerle sentir bienvenido en la
empresa. Pero este no es un protocolo generado por la empresa sino del propio individuo.
Sí el empleado cambia de empresa esta
memoria se pierde, en este caso no es la organización la que tiene memoria, es
la persona.
¿Por qué sucede esto? por
que la mayoría de las empresas no ven como importante manejar una relación con
sus clientes y, por lo tanto no ven la necesidad de recordarlos. Solo ven el
valor de la transacción reflejado en la venta de sus productos para
concentrarse en ello.
Piense en su restaurante
favorito al que concurre de manera habitual. Claramente podríamos decir que
existe una relación con esa empresa. Pero ¿es así realmente? Veámoslo.
Cuando se creó el
restaurante, alguien diseño su marca, el tipo de menú a ofrecer y el ambiente.
Previamente habrán definido el público objetivo, el rango de precios y el
horario más adecuado de apertura y cierre del establecimiento. También habrán
diseñado de manera más o menos clara los procesos y la experiencia que buscaría
brindar a sus clientes. No obstante cada vez que usted visita el lugar, paga su
cuenta y sale; no es el restaurante sino usted como cliente el que controla la relación.
Es usted quien decide si vuelve, cuándo lo hará, con qué frecuencia o a
celebrar que ocasión.
Pero qué pasa cuando
usted no asiste de manera frecuente, ¿el restaurante se mantiene en contacto
con usted? ¿Le llama para que asista a un evento en particular? ¿Le hace
sugerencias para celebraciones especiales? probablemente no.
En resumen, el
restaurante diseño la interacción pero no la relación, por lo tanto si la mayor parte de la venta proviene no de
nuestros productos sino de la relación con los clientes, ¿no deberíamos entonces
diseñar esas relaciones?
Los productos pueden
representar interacciones efímeras, las relaciones son las que perduran y son
el verdadero soporte de los ingresos. Por lo tanto, la gestión de la calidad de
las relaciones debe ser aún más importante que la propia gestión de calidad de nuestros
productos. ¿No le parece?
Los
componentes de una relación.
Muy seguramente nuestros
clientes nos compran regularmente, entonces existe una relación con estos. De
igual manera nuestros vendedores visitan periódicamente nuestros clientes,
estamos manejando la relación con estos. No necesariamente. Para los dos casos
lo que seguramente tenemos es una serie de contactos. Sí cada vez que
frecuentamos nuestro restaurante favorito y nos hacen las mismas preguntas, no
conocen nuestras preferencias, ni utilizan la información de visitas anteriores
para ofrecernos una mejor experiencia, no podemos hablar de una relación, aunque
hayamos ido cientos de veces. Es una secuencia de interacciones.
Podemos
identificar los siguientes componentes en una relación.
Interacciones.
Este es el eje básico con el que se construye una relación. Pero así como un montón
de ladrillos no constituye de por sí un edificio, estas interacciones deben
estar dispuestas a materializarse en recompra, en recomendaciones y en hacer
que la experiencia del cliente sea un poco mejor cada día.
Las interacciones pueden
ser iniciadas por la empresa o por los clientes y siguen diferentes objetivos;
Venta, visibilidad de marca, asesoramiento, recolección de la información etc.,
las interacciones deben seguir un plan general que reflejen la personalidad con
la que la marca desea relacionarse con el cliente.
Algunos ejemplos pueden
ser:
- Visitas o llamadas telefónicas a nuestros
clientes.
- Envío de información a través de correo electrónico.
- Eventos en los que participan los
clientes.
- Visitas a nuestros clientes.
Memoria. En el marketing
tradicional generalmente realizamos una campaña de marketing para aumentar las
ventas o una promoción para incrementar la prueba del producto, el objetivo
está en realizar resultados más de corto plazo. Una crítica habitual a dichas
acciones es justamente su búsqueda de
inmediatez sin considerar los efectos de largo plazo. No obstante la gestión de
las relaciones puede generar resultados inmediatos, su esencia es su dimensión
temporal. Por lo tanto sin memoria no hay relación. La memoria debe permitir
identificar claramente a cada uno de los clientes, sus necesidades y adaptar de
la mejor manera las interacciones presentes con base en la información de
transacciones pasadas para mantener el contacto a lo largo del tiempo,
especialmente cuando el cliente no lo hace.
Objetivos.
Un objetivo es un propósito a alcanzar. Sucede en las relaciones de pareja, en
las relaciones interpersonales, en el caso de las relaciones comerciales se
debe establecer con precisión que se espera lograr con cada interacción. La
empresa puede buscar mayor participación del cliente en términos de venta,
amplitud de productos, generación de referidos, permanencia en el tiempo, etc. dependiendo
de su empresa y del tipo de clientes la empresa podría tener diferentes
objetivos.
Contenidos. Los
objetivos definen de que hablar con el cliente.
Esto incluye los canales de contacto, el tono, el estilo, entre otros. Siempre
he hablado que el contenido deber ser relevante e interesante, hoy el cliente está
expuesto a más información que antes y recibe estímulos comerciales de
diferentes canales gracias al desarrollo de las tecnologías, en este contexto
el gran desafío es lograr la atención incluso de nuestros propios clientes.
Mecanismos de control. El
control de calidad en la relación con el cliente le puede permitir a la empresa
detectar aquellos casos que no estén cumpliendo con las especificaciones y
objetivos propuestos por la empresa. Detectar y corregir son elementos clave en
la gestión de la relación. ¿Qué sucede en su empresa cuando su cliente pasa
demasiado tiempo sin comprar? ¿es detectado? ¿Tiene usted prevista una acción estándar? aunque siempre
serán los clientes los que tengan la
última palabra sobre la compra, la empresa debe verificar que la relación este
evolucionando como desea, de no ser así debe contar con los estímulos adecuados
para volver la relación a su sendero.
Hoy por hoy Las relaciones con los clientes son un
objetivo clave para aumentar la participación de la empresa en cualquier
sector, las relaciones con el cliente adquieren una importancia muy importante
dentro de las organizaciones, primordialmente y respaldado por el desarrollo de
las nuevas tecnologías, donde la experiencia del cliente hoy cobra una
relevancia significativa para la rentabilidad y la ventaja competitiva de las
empresas.
¡Hasta
pronto!
Muy buen aporte, hay que realizar búsqueda segura para llegar a los clientes indicados.
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