El marketing de relación representa en esencia un cambio de paradigma dentro del marketing, alejándose de un enfoque en las adquisiciones/transacción y yendo hacia un enfoque en la retención/relación. El marketing de relación es una filosofía de hacer negocios, una orientación estratégica, que se enfoca en mantener y mejorar las relaciones con los clientes actuales en lugar de adquirir clientes nuevos. Esta filosofía supone que muchos consumidores y clientes de negocios prefieren tener una relación continua con una organización que cambiar continuamente entre proveedores en la búsqueda de valor. Basándose en esta suposición por lo general es mucho más barato conservar a un cliente actual que atraer a uno nuevo. Los clientes se vuelven socios y la empresa debe hacer compromisos a largo plazo para mantener esas relaciones con calidad servicio e innovación.
Las relaciones de las empresas con sus clientes, como otras relaciones sociales, tienden a evolucionar con el tiempo. Esto supone que las relaciones de intercambio de marketing entre los proveedores y los clientes con frecuencia tienen el potencial de evolucionar de extraños a conocidos y de amigos a socios.
LOS CLIENTES COMO EXTRAÑOS. Los extraños son aquellos clientes que todavía no han tenido ninguna transacción (interacción) con una empresa y posiblemente ni siquiera conozcan o estén conscientes de la oferta de productos o servicios de la empresa. Sí lo definimos desde el punto de vista de la industria, los extraños pueden clasificarse como aquellos que aún no han entrado en el mercado; en el nivel de empresa, pueden clasificarse como clientes de la competencia. Es claro que la empresa no tiene relación con el cliente en este punto. En consecuencia, el objetivo de la empresa con estos clientes potenciales ("extraños") es iniciar la comunicación con ellos con el fin de atraerlos y adquirir sus negocios. Por lo tanto, los esfuerzos primarios de marketing dirigidos hacia tales clientes tienen que ver con familiarizar a esos clientes potenciales con la oferta de productos y servicios de la empresa que representen para ellos algún valor con relación a las empresas competidoras.
LOS CLIENTES COMO CONOCIDOS. Una vez que se logran la conciencia y la prueba del cliente, se establece familiaridad, y el cliente y la empresa se vuelven conocidos, creando la base para una relación de intercambio. Un objetivo principal para la empresa en esta etapa de la relación es satisfacer al cliente. En esta etapa la empresa debe preocuparse o enfocarse, por proveer a los clientes una proposición de valor comparable con la de los competidores. Para un cliente esta propuesta debe ser efectiva para que sea percibida como un valor justo. Con las interacciones repetitivas, el cliente gana experiencia y se familiariza más con las ofertas de productos de la empresa. Estos encuentros pueden ayudar a reducir la incertidumbre sobre los beneficios esperados en el intercambio y, por consiguiente, incrementarán el atractivo de la compañía con relación a la competencia. Estas interacciones repetitivas ayudarán a mejorar el conocimiento del cliente por parte de la empresa y facilitarán los esfuerzos de mercadeo, ventas y servicio para crear valor de forma continua al procesar y organizar los datos históricos de todas sus transacciones de compra.
LOS CLIENTES COMO AMIGOS. Conforme un cliente continúa haciendo compras en una empresa y recibiendo valor en la relación de intercambio, la empresa comienza a adquirir un conocimiento específico de las necesidades del cliente, permitiéndole crear una oferta que aborde de manera directa la situación del cliente. La provisión de una oferta única, y por tanto de valor diferencial, transforma la relación de conocidos a amistad. Esta transacción , en particular en relaciones de intercambio de servicio, requiere el desarrollo de confianza, por consiguiente, los clientes deben confiar en que el proveedor hará lo que prometió. Conforme los clientes se vuelven amigos no sólo se familiarizan con la compañía sino que también llegan a confiar en que les proporcionará un valor superior. Un objetivo de la empresa en esta etapa de amistad es la retención del cliente a través de una propuesta de valor superior. Dada la probabilidad de experiencias satisfactorias pasadas y las compras repetitivas, estos clientes ("amigos") tienen más probabilidad de apreciar las ofertas de producto de la empresa y estarán más abiertos a otros servicios relacionados. El potencial de una empresa para desarrollar una ventaja competitiva sostenible a través de amigos debería ser mayor que para conocidos debido a que la oferta debe ser única y más difícil de imitar por parte de la competencia.
LOS CLIENTES COMO SOCIOS. Conforme un cliente continúa interactuando con una empresa, con frecuencia se profundiza el nivel de confianza y el cliente puede recibir ofertas de productos e interacciones más personalizadas. La clave para tener éxito en la etapa de sociedad es la capacidad de la empresa para organizar y usar la información sobre clientes individuales en forma más efectiva que los competidores. Los clientes se benefician de las relaciones con empresas cuyo conocimiento de sus necesidades les permite entregar ofertas muy personalizadas y adaptadas y, por tanto desean comprometerse con ellas. En la etapa de la sociedad la empresa debe estar interesada en mejorar la relación. Es más probable que los clientes permanezcan en la relación si sienten que la compañía entiende sus necesidades cambiantes y está dispuesta a invertir en la relación mejorando en forma constante y haciendo evolucionar su mezcla de productos y servicios. Al mejorar estas relaciones, la empresa espera que estos clientes tengan menos probabilidad de ser atraídos por los competidores, y más probabilidad de comprar productos y servicios adicionales de la compañía con el tiempo.