domingo, 21 de mayo de 2017

¿Deberían las empresas despedir a sus clientes?


Para la gestión efectiva de las relaciones de servicio, los gerentes o dueños de empresa no deberían saber sólo cómo establecer una relación sino también cómo terminar una. Parece mentira pero no todos los clientes son válidos en una compañía y no todos son rentables. El mercado se debe investigar continuamente para analizar clientes potenciales pero a veces las compañías pierden el tiempo con un mal cliente que no es rentable o con quienes es difícil trabajar o son disfuncionales. En algún momento las empresas se enfrentan a malos clientes, generan pérdidas o reducen el tiempo de dedicación para los mejores. Muchas compañías invierten tiempo y dinero en captar clientes pero también dedican muy poco tiempo  en analizar cuáles son los más rentables. Una compañía puede no desear continuar en una relación con cualquier cliente. Sin embargo puede no ser fácil salir con gracia de una relación. Así que antes de captar clientes de la competencia y del mercado  analice si vale la pena introducir a alguno malo que luego se tendrá que despedir. Sin embargo, puede no ser fácil  salir  de una relación debido a que Los clientes pueden terminar sintiéndose decepcionados, confundidos o heridos si una empresa intenta terminar la relación. El viejo principio “el cliente siempre tiene la razón”, ha operado como la regla básica en los negocios por tanto tiempo que se ha afianzado como una “verdad absoluta”. La realidad práctica, sin embargo, es que en ocasiones el cliente está equivocado. Las empresas no están obligadas a servir a cualquiera y a todos los clientes, sin importar cuántos ingresos  podrían generar. Aunque las estrategias de servicio que pretenden desarrollar relaciones con los clientes reciben mucha atención, y con toda la razón, seleccionar ocasionalmente una estrategia que resulte en la terminación  de una relación  con un cliente puede ser el enfoque más prudente que se puede adoptar.

Terminación de la relación.

Las relaciones terminan en formas diferentes, dependiendo del tipo de relación que haya. En algunas situaciones, se establece una relación para un determinado propósito y/o periodo y luego se disuelve cuando ha servido su propósito o el marco de tiempo ha transcurrido. Por ejemplo, un servicio de pintura para una casa puede involucrarse con el cliente por cuatro días mientras pinta el exterior de la casa, pero ambas partes entienden que el fin de la relación está predeterminado, el final ocurre cuando la casa ha sido pintada y el cliente ha pagado por el servicio. En ocasiones una relación tiene un final natural. Las lecciones de piano para niños por ejemplo, con frecuencia cesan cuando el niño crece  y desarrolla intereses en otras áreas musicales (como cantar o tocar el clarinete); en dichas situaciones, la necesidad de la relación ha disminuido  o se ha vuelto obsoleta. En otras situaciones, puede presentarse un evento que obliga a terminar la relación; un proveedor que se ubica al otro lado de la ciudad  puede obligar a algunos clientes a seleccionar a una compañía diferente. O puede darse una terminación debido a que el cliente no está cumpliendo con sus obligaciones. Por ejemplo, un banco  puede elegir terminar la relación con un cliente que con regularidad tiene fondos insuficientes en la cuenta de cheques. Cualquiera que sea la razón  para terminar  la relación, las empresas deberían comunicar en forma clara sus razones  para necesitar  terminarla de modo que los clientes entiendan  lo que está ocurriendo y porqué.

Aquí las empresas tiene algunos pasos que pueden seguir antes de tener que despedir a un mal cliente:

Ajuste la relación. Si la empresa no está satisfecha con ese cliente porque consume mucho tiempo, no valora lo que vale el producto o servicio, la empresa debe ajustar la relación desde el punto de vista estratégico o de atención al cliente ajustando los tiempos de atención y dedicación con respecto a sus necesidades.

Eduque. A veces preguntan demasiado o no valoran el servicio que se les ofrece por simple desconocimiento. Si las empresas dedican el suficiente tiempo a  formar o educar a un mal cliente quizás se pueda recuperar.

Renegocie. Sí educar a un mal cliente no está dando los resultados esperados, se tendrá que renegociar las condiciones comerciales como por ejemplo dar incentivos para aumentar la compra del producto o servicio para que valga la pena mantenerlo como cliente de la empresa.

Muévalo. Sí a pesar de lo anterior el mal cliente sigue sin hacer algún aporte importante más de lo que recibe, se tendrá que cambiar de canal de distribución o cederlo a un colaborador del negocio. Canales como internet, pueden ser los ideales para un mal cliente, puesto que parte de sus dudas se pueden resolver a través de guías, e-books, preguntas frecuentes en la web o videos informativos.

Despídalo. Si después de todo lo anterior definitivamente no se puede recuperar al cliente es momento de invitarlo a irse a la competencia. Pero hay que hacerlo de la mejor forma posible, con explicaciones detalladas, y tras intentarlo todo para no dañar la imagen de la empresa.

Una conclusión lógica que se extrae de la exposición  de los desafíos  que enfrentan las empresas en las relaciones con los clientes es que quizá deberían buscar deshacerse  de aquellos clientes que no son adecuados  para la compañía. Muchas compañías están tomando estos tipos de decisiones con base en la creencia de que por lo general lo clientes problemáticos  son menos rentables y menos leales  y que puede ser contraproducente intentar retener sus negocios. Otra razón para despedir a un cliente es el efecto negativo que pueden tener  estos clientes sobre la calidad de vida  y moral de los empleados.

Nypro medical  una multinacional japonesa de productos hospitalarios para la cual trabaje por cinco años en el año 2000  redujo su base de clientes de 100 a aproximadamente 30 clientes con la creencia de que podía servir mejor a esos clientes  y crecer en forma más rentable y efectiva si se enfocaba en menos relaciones. Nypro adoptó una estrategia de intimidad con el cliente y se vinculó en forma estrecha  con este número de clientes  mucho más pequeños. A lo largo del tiempo Nypro  ha agregado en forma selectiva clientes a su base, y  la compañía ha disfrutado 20 años consecutivos con récord de ventas.

Aunque puede sonar como una buena idea, despedir a los clientes no es tan simple y necesita hacerse  en una forma que evite un voz a voz negativo. En ocasiones elevar los precios o cobrar por servicios  que antes se habían dado gratis  puede sacar a los clientes  no rentables de la compañía. Ayudar a un cliente a hallar  un nuevo proveedor  que pueda satisfacer  mejor sus expectativas o necesidades es otra forma de salirse  con gracia de una relación no productiva. Si el cliente se vuelve demasiado demandante, la relación puede recuperarse al negociar sus expectativas o hallar formas más eficientes de servir al cliente. Si no, ambas  partes pueden necesitar encontrar una forma agradable de terminar la relación.

 

¡Hasta pronto!

 

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