Como para casi todo en
marketing, lo primero para diseñar una estrategia de contenidos que nos permita
ganar y fidelizar clientes es, precisamente, recopilar tanta información como podamos de nuestro target: quiénes y cómo
son; por qué comprarían nuestros productos o contratarían nuestros servicios y
qué puede influirles para que su decisión
de compra, se produzca, se incline a nuestro favor. El marketing de
contenidos (content marketing) es una estrategia promocional que emplea la
generación y publicación de contenidos como el medio de atraer la
atención de los usuarios, posicionarnos como referentes en nuestro sector,
ganarnos su confianza y merecer su fidelidad. Para ello, este contenido se
debe alejar de los objetivos tradicionales de la publicidad (lograr la venta
directa e inmediata) y centrarse en los aspectos que de verdad importan a los
clientes potenciales, estableciendo vínculos de comunidad con ellos, aun a
costa de que la venta se produzca a
medio o largo plazo.
Entre los tipos de contenido
que podemos generar se encuentran los siguientes:
Artículos y noticias.
Investigaciones y estudios.
Recomendaciones y mejores prácticas.
Infografías.
Guías.
Preguntas y respuestas
frecuentes.
Fotografías.
Videos.
Análisis comparativos.
Glosario de términos
Resultado de encuestas.
Las empresas pueden emplear los distintos medios de su presencia
online (sitio web, perfiles corporativos en sitios de social media, comunidades, Blogs, foros, etc.) para generar,
publicar, compartir y viralizar todos esos contenidos. Habrá algunos que serán
ideales para publicarse en el blog corporativo, mientras que otros formarán una
sección propia dentro del sitio web, por
ejemplo, una sección de preguntas
frecuentes, o simplemente formarán parte de la conversación en los perfiles sociales de Facebook,
Twitter, etc. Una vez identificado nuestro
target y sus principales motivaciones de compra, estaremos en disposición de
saber qué tipo de contenido sintonizará
mejor con los intereses de dicho target. Dónde y cómo lo debemos publicar para alcanzar la
máxima visibilidad y qué podemos hacer por nuestra parte para favorecer que
dichos contenidos se compartan de forma viral.
¿Quién
es nuestro target?
Debemos pues, en primer lugar,
definir el perfil de nuestro cliente potencial: ¿qué tipo de persona está
interesada en lo que ofrezco?, ¿Cómo es?, ¿Qué cosas le interesan?, ¿Qué tipo
de lenguaje emplea? , ¿Qué tipo de sitios web visita?, ¿En qué redes sociales
tiene perfiles abiertos?, ¿Qué influye y cómo se documenta en sus decisiones de
compra?
Sí nuestros clientes son otras
empresas, igualmente deberíamos tratar de identificar los perfiles de las
personas relacionadas con la decisión de compra o con los procesos de selección
y contratación de proveedores. ¿Qué tipo de formación tienen? ¿Qué les preocupa
a la hora de seleccionar un proveedor, decidir una compra o realizar una
recomendación? ¿Cuál es su comportamiento en internet: sitios que visitan,
foros donde participan, redes sociales donde tienen perfiles abiertos, medios
que consultan...?
Aquí hablamos del “searcher persona”, en el sentido de
tratar de definir el perfil genérico de la “persona
que busca”. Éste es el concepto que debemos manejar, tanto si nos dirigimos
al cliente final como si nuestro cliente es otra empresa, a la hora de definir
nuestro target. Entendiendo que esta “persona”
es un cliente potencial que, ante una necesidad determinada, iniciará una
actividad de búsqueda, ya sea online u
offline, ya sea en motores de búsqueda, foros, redes sociales o cualquier otro
medio.
Motivaciones
de compra del cliente potencial.
Una vez tenemos claro cuál es nuestro cliente potencial, hagamos un
ejercicio de empatía para ponernos en sus zapatos y saber cuáles
serían sus principales motivaciones de
compra. Aunque el producto puede ser el mismo, el perfil del público objetivo
puede ser radicalmente distinto y, en ese caso, también lo serán sus
motivaciones de compra. Por ejemplo, podríamos hacer el ejercicio de
identificar cuáles son las motivaciones de compra de viviendas vacacionales en la costa norte de Colombia. Las razones por
las que alguien del centro del país por ejemplo Bogotá, y alguien extranjero,
por ejemplo un inglés o un alemán, comprarían este tipo de inmueble podrían ser bastantes diferentes. Podemos pensar que, para
alguien de Bogotá, ésta será una segunda vivienda a donde venir a pasar algunos
fines de semana, puentes y estancias más prolongadas durante las vacaciones de verano.
Para un inglés, posiblemente es una oportunidad
de invertir parte de sus ahorros
para llegar a tener una vivienda
a donde retirarse en un
lugar más soleado que su país de origen. Para un Alemán muy
posiblemente, se podría incluso convertir en una forma de lograr un permiso
de residencia en Colombia, por lo que a la ventaja de invertir en un momento de precios bajos se vinculan otras
motivaciones de tipo personal. Tener en cuenta las diferentes motivaciones de compra de cada target, por tanto, nos
puede ayudar a la hora de redactar los
contenidos de forma que se apoyen
justamente en ellas.
Cómo
convertir nuestras ventajas competitivas en argumentos de venta.
Como empresa, marca, servicio
o producto, seguramente podremos citar una serie de ventajas que nos hacen distintos, mejores, que otras
ofertas similares de nuestros principales competidores. Reflexionemos. ¿En qué
somos mejores que los demás? ¿Qué podemos ofrecer que los demás no puedan?
¿Prestigio de marca? ¿Ventajas en precio? ¿Garantías a toda prueba? ¿Mejor
atención y servicio postventa? ¿Exclusividad?
Sean cuales sean estas
ventajas competitivas debemos
enumerarlas para, a continuación,
identificar cuáles de ellas son realmente
significativas, diferenciales, para nuestros clientes. Para ello es muy útil emparejar nuestras ventajas competitivas con las
principales motivaciones de compra de nuestro target. Al hacer este ejercicio,
vamos a ser capaces de seleccionar
aquellas ventajas competitivas, aquellos
aspectos tangibles e intangibles en las que destacamos con respecto a la
competencia, que, además, son importantes para nuestros clientes
potenciales a la hora de tomar su decisión de compra que podría marcar una
diferencia a nuestro favor. Estas ventajas competitivas son las que debemos convertir
en argumentos de venta presentándolas no
como características de nuestro producto o servicio, sino en términos de beneficio para nuestro cliente.
Comportamiento
de búsqueda del cliente potencial.
Saber, además, cómo es el
comportamiento de búsqueda de cada
target nos ayudará a generar el
contenido adecuado, publicarlo en el lugar correcto y difundirlo a través de
los medios más eficientes. Pensemos por un momento cómo nos comportamos cuando
tenemos una necesidad de información
para tomar una decisión de compra y acudimos a internet para resolverla.
Cuando necesitamos amplitud,
variedad e inmediatez de resultados, por ejemplo, acudimos en la mayoría de los
casos a los buscadores. Siguen siendo la forma más rápida y eficaz de encontrar
la respuesta a la mayor variedad de
consultas. Cuando, en cambio, necesitamos profundidad en la información y
facilidad de comparar ofertas análogas, preferimos un buscador vertical o un buscador especializado en un
sector, si lo hay. Por ejemplo, a la
hora de buscar un hotel, contratar un viaje, o alquilar una casa emplearemos
portales especializados como Trivago o Airbnb. A veces navegaremos directamente
a estos buscadores verticales para
encontrar el producto o servicio que necesitamos y, otras veces, llegaremos a
los mismos a través del resultado en un buscador generalista como google. Cuando valoremos
sobre todo la opinión de otros usuarios
respecto a un producto o servicio, es
posible que iniciemos nuestra investigación haciendo preguntas o escuchando la
opinión en nuestras redes sociales,
buscando ese consejo fiable avalado por una relación personal. Dependiendo,
incluso, del tipo de búsqueda serán distintas las redes sociales a las que
recurriremos: LinkedIn para una recomendación profesional, Facebook para una
recomendación personal, etc. Identificar los hábitos de búsqueda de información de nuestro target con relación a nuestro
producto o servicio nos ayudará a decidir dónde invertiremos mayores recursos
para generar y hacer visibles nuestros contenidos.
Cómo
favorecer la viralidad de nuestros contenidos.
Ya sabemos quiénes son
nuestros clientes potenciales, las razones por las que les podría atraer nuestro producto por encima del de nuestros
competidores y en qué lugares de internet
se documentan antes de comprar. Estamos entonces en condiciones de
generar el tipo de contenido que
realmente interese a nuestros usuarios para captar su atención y generar engagement. Esta relación comercial es,
hoy, la antesala necesaria de una relación comercial, de una compra. Estos
usuarios involucrados, además participarán activamente en el proceso de
difusión de nuestros contenidos. Para que ello ocurra debemos estar alerta para detectar qué tipos
de contenidos son los que generan resonancia:
posts que reciben muchos comentarios y son compartidos en redes sociales. La
resonancia es lo que puede hacer que un contenido se comparta viralmente y, para ello, es importante saber la “frecuencia
de resonancia” de nuestros clientes potenciales para ser capaces de sintonizar con dicha frecuencia siempre
que podamos.
Podemos ver en la figura como
una marca como caldo de gallina Knorr integra en su sitio web distintas secciones de recetas, menús,
consejos de cocina, videos; contenidos todos ellos que claramente sintonizan
con sus principales usuarios.
Una estrategia de contenidos
es mucho más que crear contenido y publicarlo, pensando que por sí solo puede
funcionar. No hay que olvidar que el objetivo de crear y distribuir contenidos es que atraiga y convierta los visitantes
en leads, los leads en clientes y los clientes en vendedores de nuestra marca.
¡Hasta pronto!
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