“La
capacidad de vender, de comunicarse con otro ser humano, cliente, empleado,
jefe, esposa o hijo, constituye la base del éxito personal. Las habilidades de
comunicación como escribir, hablar y
negociar son fundamentales para una vida exitosa”.
Robert
Kiyosaki.
En el ámbito organizacional esta premisa
es aún más determinante, no solo debido a que una organización es la suma de
recursos, entre ellos el humano, sino porque de una adecuada comunicación depende el logro de un trabajo coordinado que
cree sinergias al interior de la empresa, para que posteriormente estas
sumadas, consigan llevar el mensaje correcto y coherente, de la forma más idónea
hasta el
mercado y público objetivo. En este sentido, desarrollar herramientas,
habilidades y espacios de comunicación efectivos entre los miembros de la
organización es de gran importancia. Y es responsabilidad de la gerencia o
quien haga sus veces desarrollar una cultura de comunicación asertiva en las diferentes
áreas de la organización. El papel de una buena cultura de comunicación
consiste en entender y solucionar las
necesidades de comunicación de cada uno de los departamentos de la empresa.
Esta labor es de carácter trasversal, pues contribuye a la consolidación de las relaciones entre las personas de la
organización, además que favorece la consolidación de procesos estructurados y
efectivos que permiten la consecución de metas globales. A partir de este
planteamiento, y pese a que en muchas organizaciones las comunicaciones
internas (administrativo) y externas (ventas) se manejan como dos procesos
independientes y a veces desvinculados,
se construyen los mensajes que se
transmitirán hacia el exterior de la organización. Por eso si la comunicación
interna es deficiente es poco probable
que la empresa logre procesos de
comunicación coherentes, coordinados, eficientes
y asertivos hacia el exterior.
Las metas de ventas son constantemente
evaluadas para determinar de forma realista el presupuesto que se debe cumplir,
sin embargo para hacer esta tarea más efectiva, no solo es necesario pensar
en los números y que solo dependa del departamento de ventas, sino que también sea necesario
contar con la comunicación que se da entre los equipos de trabajo, para así garantizar
que estos cuenten con las mejores herramientas que les permitan optimizar su actividad y, en consecuencia, alcanzar las
cifras esperadas. En toda empresa moderna y competitiva es indispensable que la
organización en todas sus áreas facilite la comunicación interna (el diálogo sistemático
y participativo) sobre las oportunidades, problemas e intereses que le afectan. Estas dinámicas adquieren
gran protagonismo para la fuerza de ventas, ya que quienes componen esta fuerza
no solo deben contar con información
clara de las estrategias y
objetivos trazados para poder llevar a cabo de una forma coherente y productiva su tarea, sino que, al ser el
principal contacto con el cliente se crea una imagen favorable de la empresa,
lo cual se traduce en confianza, un elemento vital para generar relaciones de
largo plazo.
Además al ser ellos los que tienen el
primer contacto con el cliente pueden
brindar información y retroalimentación
de gran relevancia para la formulación de estrategias de mayor impacto y
de procesos de comunicación más ajustados a la realidad de un mercado
cambiante. Es prácticamente imposible que una persona decida comprar o consumir
algo, sin que exista de manera previa un
proceso comunicativo, ya que de este depende
en gran medida que alguien valore un producto en medio de su decisión de
compra. En este mismo sentido, para que la comunicación entre cliente y la
marca sea una realidad, al interior de la compañía previamente se deben llevar
a cabo una serie de procesos sustentados en la comunicación que contribuyan a
la creación de valor, tanto desde el punto de vista del producto o servicio
como de las ideas que se quieren
transmitir al mercado. Desde el punto de vista de la comunicación al servicio
de las ventas, de nada sirve estructurar
procesos de comunicación interna eficientes y de impacto positivo, si
estos no tienen repercusión en los procesos de comunicación externa, ya que son
estos los que apoyan y hacen parte del proceso de ventas. Aquí es importante
entender que en la comunicación no solo cuenta el poder transmitir un mensaje
de manera adecuada, sino también las destrezas
suficientes que permitan escuchar y entender el entorno, el mercado,
para de esta manera responder de forma adecuada
ante las necesidades y particularidades de este y a su naturaleza
cambiante.
El acto de ventas en sí; (cerrar un
negocio, conseguir el pedido, hacer el contrato) constituye únicamente el
resultado de un proceso continuo de comunicación eficaz entre la empresa y su
mercado. Vender es una tarea que tiene muchos matices y que dependen de una
correcta planeación, de un conocimiento de lo que se vende, de los clientes, y
de otra serie de destrezas y acciones que aportan a la hora de lograr ganar la
aceptación y la confianza de un comprador. La comunicación es una de esas
habilidades y, naturalmente, es una que se puede enseñar y perfeccionar.
¡Hasta pronto!
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