domingo, 2 de julio de 2017

Las redes sociales y la empresa en la nueva era del marketing.


Los usuarios de Internet en cualquier parte del mundo utilizan las redes sociales sobre todo  para mantener relaciones personales de amistad, para intercambiar experiencias e información sobre sus hobbies, para cultivar sus relaciones profesionales, así como para buscar pareja. Todo ello conforma un escenario de oportunidades para aquellas empresas que sepan gestionar adecuadamente su comunicación en los distintos sitios denominados Social media, pues no participar para evitar la posibilidad de recibir una repuesta negativa no es una opción: Los usuarios se  alfabetizan digitalmente día a día y  van a opinar sobre nosotros y nuestras empresas, marcas, productos o servicios mantengamos presencia o no  en las redes sociales. Desarrollar una estrategia en las distintas redes sociales debe responder a una estrategia debidamente anticipada y planificada para fomentar la creación  de una comunidad entusiasta e involucrada que nos ayude a amplificar cualquier acción promocional en tiempo real  y viralizar la experiencia del cliente más allá de nuestras fronteras. El crecimiento de las rede sociales se enmarca en el fenómeno de la Web 2.0. Un nuevo paradigma en el que el principal enfoque de Internet ya no son las empresas y sus productos, sino el usuario que participa activamente y que, además de consumidor, se convierte  simultáneamente en productor de contenido de ahí que se le denomine prosumidor. Internet se convierte así en un entorno colaborativo en el que las opiniones de los usuarios, sus comentarios, sus valoraciones de productos cobran mayor poder de influencia sobre las decisiones de compra que los tradicionales argumentos comerciales de las empresas.

Concepto de Social Media. Según Wikipedia, nos referimos a social media al conjunto de tecnologías Web y móviles empleadas para convertir la comunicación en un dialogo interactivo construidas sobre la base de la Web 2.0 y que permiten la creación y el intercambio de contenido generado por los usuarios. Por lo tanto la estrategia de participación de las empresas en redes sociales va un paso más allá  en el sentido  de que uno de sus objetivos debe ser la generación  de comunidades de usuarios que interactúan e intercambian información  en torno a un tema o un interés común que se debe alinear con sus objetivos de negocio. Las redes sociales son, pues, comunidades de usuarios que se crean sobre el soporte funcional que prestan los sitios social media. Estas redes están compuestas por personas que se registran en dichos sitios con el objetivo de compartir e intercambiar información personal o profesional.

Las personas se están volcando hacia las redes sociales y la Web buscando compartir, interactuar, recomendar, jugar y opinar ha desencadenado una hiperevolución del entorno. Es decir pasamos de entornos bastantes estáticos; décadas de los ochenta, noventa a entornos actuales  donde las personas se comunican con grupos o comunidades de forma ágil y donde la información está disponible desde múltiples dispositivos y de forma ubicua.

Definición del target. Definir el tipo de público  al que nos vamos a dirigir es el primer paso en el diseño de nuestra estrategia de promoción en redes sociales. Algunas redes sociales permiten realizar segmentaciones sociodemográficas muy precisas gracias a los múltiples datos aportados por los usuarios en su formulario de registro: sexo, edad, ocupación, formación, estado civil, lugar de residencia, aficiones, etc. Esta segmentación  es de enorme utilidad a la hora  de planificar  campañas de publicidad en los mismos. La definición de los tipos de público a los que nos queremos dirigir a través de segmentaciones sociodemográficas como edad, sexo, formación, localización, aficiones, si nos dirigimos a un cliente potencial en negocios B2B o al consumidor final. Son criterios que debemos considerar, pues condicionan la selección de la red social o combinación de redes sociales en la que nuestra empresa debería participar como los objetivos de comunicación que nos debemos marcar y que guiaran nuestra estrategia de participación.

Objetivos de comunicación. Una vez definidos los distintos perfiles de clientes potenciales a los que nos vamos a dirigir, debemos preguntarnos:
 
¿Cuáles son las redes sociales que visita este tipo de público objetivo?

¿Qué tipo de información o contenidos podría ser de su interés?

 ¿Qué puedo aportar a este público objetivo en esas redes sociales?

 ¿Cómo les podemos ayudar a utilizar mejor nuestros productos o servicios?

 ¿Podemos prestarles soporte y atención al cliente a través de esas redes sociales?

  ¿Quiénes son los líderes de opinión en estas redes sociales para los temas relacionados con nuestra empresa, marca o servicios?


Una vez establecidos los objetivos, debemos cuantificarlos para que realmente podamos  medir el éxito  de nuestra estrategia. Si iniciamos ahora nuestra actividad, las metas a conseguir podrían ser del tipo cuantitativas: “conseguir 2.000 seguidores en nuestro perfil de Twitter en un año” o “vamos a lograr 500 usuarios registrados en nuestra página de Facebook como respuesta a esta convocatoria de concurso”. También podemos marcarnos  objetivos cualitativos que se centren  más en la participación e involucración (engagement) de nuestra comunidad (tuits retuiteados, contenidos compartidos en Facebook o Twitter, comentarios o favoritos y reproducciones en You Tube, etc.)
 
Selección de redes sociales y estrategias de participación. Algunos ejemplos.

Target: Clientes de perfil profesional. Objetivo: soporte y atención al cliente. Para este objetivo, redes sociales como Twitter, Quora, LinkedIn pueden ser una buena elección, ya que son plataformas muy adaptadas a la formulación de preguntas y respuestas de una forma ágil.

Target: Futuras mamás. Objetivo. Lograr que se registren  para recibir una muestra de prueba  de nuestros productos para recién nacidos. Para este objetivo, Facebook sería una elección obvia, pues abre la posibilidad de convocar un concurso donde atraer la participación  y registro  de las usuarias con el incentivo de un premio atractivo.

Target: Clientes potenciales de un restaurante. Objetivo: atraerles mediante recomendaciones de otros contactos. Para este objetivo, redes sociales con funcionalidades de geolocalización como Foursquare y Twitter podrían ser adecuadas pues permiten compartir opiniones en tiempo real entre nuestros contactos de acuerdo a nuestra localización geográfica.

Target. Personas interesadas en formación. Objetivo: que se matriculen en nuestro sitio Web para un concurso. Para este objetivo un canal de You Tube  donde se muestre al profesor impartiendo formación o dando una charla puede actuar como demostración de su calidad pedagógica para los potenciales alumnos.
 
En cualquier caso, debemos adecuar las estrategias  en función de:

·        El perfil del público objetivo.

·         Las funcionalidades que permite cada social media site.

·        Las normas, comportamientos (netiqueta) y códigos de comunicación  habituales de los usuarios de cada red social.

·       Los tipos de contenido más eficaces en función de estos objetivos y su posibilidad o no  de publicación en determinadas redes, etc.
 
Las redes sociales pueden desempeñar varias funciones dentro de la estrategia de marketing  online de una empresa:
 
De amplificación: Actúan como replicadores de la actividad online de la empresa. Una actividad donde la empresa debe brindar  la mejor experiencia del usuario para que sus comentarios sean viralizados de manera positiva.
Fuentes adicionales de tráfico cualificado. Actúan como catalizadores de tráfico generando una mayor visibilidad  de la empresa tanto en las propias redes sociales, así como en el reflejo de este contenido dentro de las páginas de resultados  de los buscadores.
 
Atención al cliente. Actúan como medio alternativo, incluso principal, de atención al cliente. Al hacerse pública la interacción entre cliente y empresa, el trato debe ser ejemplar para ayudar a construir una buena reputación  corporativa online.
 
Investigación de mercados. Actúan como escucha activa de las tendencias del sector, del consumidor y, sobre todo de los líderes de opinión. Recolección de datos para anticiparse a la demanda, crear o mejorar productos o servicios y tomar decisiones en tiempo real.
 
 
Medición  y cálculo del retorno  sobre la inversión  en redes sociales. El principal objetivo de una estrategia en redes sociales es fomentar el desarrollo de una comunidad  tan amplia como sea posible, pero, al mismo tiempo, con un alto nivel de engagement  con nuestra empresa, marca o producto. Por lo tanto, el tipo de indicadores que emplearemos para medir el éxito  de nuestro plan de marketing en redes sociales  serán de dos tipos:

Cuantitativos: Esencialmente me refiero  al tamaño de la comunidad  que logremos construir. Todas las redes sociales tienen formas sencillas  de medir el número de seguidores, fans, amigos, etc..., que componen nuestra comunidad. Crear una comunidad amplia, pero también leal e involucrada debe ser el principal objetivo inicial de cualquier estrategia en redes sociales. Esta comunidad, en el futuro, será la base de datos cualificada que nos ayudará activamente a difundir nuestras promociones y también será la que, escuchándola activamente, nos podrá indicar si estamos acertando con nuestros productos y servicios.

Cualitativos: Son los relacionados con el nivel de actividad y engagement  que muestra la comunidad. Por ejemplo contenidos compartidos en las redes sociales, posts republicados por otros perfiles de Facebook, tuits retuiteados por otros usuarios de Twitter, reproducciones de video, comentarios a los mismos y cuántas han sido marcados entre los favoritos de los usuarios, etc.

Una vez construida la comunidad, podemos hacer el seguimiento en el sistema de analítica de tráfico de nuestra Web de la cantidad de tráfico que se origina en las rede sociales, así como del nivel de calidad de este tráfico en términos de tasa de rebote, promedio de tiempo de visita, páginas vistas y, finalmente conversión.

Es importante establecer objetivos claros y medibles y plantearnos un plazo determinado y una inversión concreta para lograrlos de cara a poder evaluar el éxito de la estrategia. Así, podremos comparar nuestra evolución  con la de nuestra competencia y adoptar correcciones o mejoras en el caso de que se produzcan desviaciones significativas respecto a los objetivos marcados.

 
¡Hasta pronto!   

 

 

  

 

   

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario